Un joven que
deseaba aprender nuevos conocimientos y habilidades, acudió a un sabio Monje en
el Tíbet, con la esperanza de que lo admitiera como alumno.

¡Maestro, maestro, deje de echar té en mi
taza! ¡Pero no se da cuenta de que lo está derramando!
El Monje lo miró
a los ojos y le respondió:
Igual que la taza, tu mente está llena de
opiniones y especulaciones. ¿Cómo vas a aprender si no empiezas por vaciar tu
taza? Hasta que no seas capaz de vaciarla, ni yo ni nadie podremos poner más
conocimiento en ella.
Y añadió:
No Juzgar y
permanecer atento.
Igual que la taza de té, antes de llenarnos en ocasiones
debemos vaciarnos.
Vaciarnos
significa tener apertura, que no es otra cosa que evitar juzgar y prejuzgar.
No hay nada que
se pueda agregar en una taza llena, una
taza solo sirve cuando está vacía.
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